¿Dinosaurios
metaleros o destrucción masiva?
Nadie
puede decirlo con certeza. El caso es que, en los últimos dos años, DMH es el
nombre que más comentarios ha levantado entre la banda metalera del centro de
México. Como toda cruzada, la banda tiene un inicio y en enero de 2010 se
encuentran Olympo Pérez (batería), Kuko Martínez (bajo) e Irving Pérez
(guitarra) en su natal Aguascalientes. Al principio, la idea era simplemente
desempolvar rolas de Black Sabbath, Grand Magus y Black Label Society. ¿Su
objetivo? Activar el veneno que traían en la sangre, y si era posible,
inyectárselo a nuevas generaciones.
Kuko
era conocido veterano en el rock, habiendo pasado por bandas como Verdugo y
Devorer; lo mismo Olympo, formado también en Devorer y sobre todo en el
legendario grupo Blaster. A los dos meses se integra otro músico de
trayectoria, David “el Chango” Ávila –de War Machine–, en la guitarra líder.
Con esta última adición, el sonido de la banda llega a su cenit, con una
propuesta de roots metal, e incorporando influencias de Black Sabbath y Judas
Priest. La entrega era siempre poderosa, demoledora.
Varios
vocalistas pasan por las filas de DMH, hasta que el destino envía al joven
Gigio Miquiztli ( proveniente de la banda Kind Mit Puppenkopf ) quien, aparte
de calidad vocal , asimila a la perfección el espíritu que une al grupo,
aportando frescura y un estilo muy personal. De esta forma queda la formación
definitiva que fusiona intensidad joven con magia veterana.
Bebiendo
agua de fuego
Ya
lista la banda para rodar, en 2011 empiezan a aparecer las composiciones. Con
letras a cargo de Olympo y música del Chango y Kuko, las rolas de DMH remueven
conciencias y despedazan conformismos con base en riffs taladrantes y una base
rítmica potente, enérgica. Aquellas experiencias sónicas comienzan a despertar
del letargo a los fans, mal acostumbrados a un metal domado, esclavo de la
costumbre.
Sus
primeros conciertos son en el circuito de bares locales, pero los seguidores de
DMH recordarán sobre todo las presentaciones de los festivales de Motorock y
Demofest. De aquellas tocadas la audiencia sale con una rola clavada en el
cerebro, “Agua de fuego”, caballo de batalla que irá incendiando antros en
Aguascalientes y, más adelante, León y Zacatecas.
Entre
mayo y julio de 2012, DMH se mete al estudio de grabación para completar seis
tracks en tres meses, entre los que destacan “Violencia” y la ya nombrada “Agua
de fuego”, piezas incluídas en Metal Invasion Chapter 2, que sale a la luz en
enero de 2013.
A
la sombra del cerro de Muerto
En
abril de 2013, DMH graba su primer video profesional en el bar Rocksi,
escenario ideal por ser uno de los antros hidrocálidos que más han apoyado la
escena rockera. El video refleja todo lo que su rola más célebre es: el aspecto
fiestero, divertido y peligroso del metal; lo que sucede en torno a una banda
de rock y la gente que lo sigue.
¿En
fin que es DMH?
“Hay
tantas interpretaciones que ni siquiera nosotros lo sabemos”, responde Olympo,
baterista y uno de los fundadores del grupo. “Los seguidores nos han bautizado
de mil formas: Dead Man Hill o cerro del muerto, que está en Aguascalientes y
fue escenario de crueles batallas caxcanes; Demolition Metal Hammer,
Destrucción Masiva de Himen, Dinosaurios Metaleros Hidrocálidos, Dame Más
Hierba… DMH es lo que la gente quiera que signifique”.
Para
el futuro próximo, los planes de la banda son editar las seis rolas en un álbum
propio y posteriormente un DVD; mantener el estilo que los ha hecho
rompemadres, ajenos a las modas; beber de las raíces y entregar un metal duro y
efectivo. Seguir transmitiendo su mensaje básico: que DMH está formado por
guerreros y que sus seguidores también lo son, porque en ellos vive ese
inconformismo y espíritu de protesta que reflejan sus letras, ante la
actualidad violenta de la vida.
Gustavo Vázquez Lozano
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